Una de las cosas que más asustan a las personas con identidad sexual confusa es que se entere su familia. La más afectada suele ser la madre, por aquello del ancestral instinto de cuidar de sus crías y esas cosas. Sin embargo, Bera y yo queremos tranquilizar desde aquí a tod*s nuestr*s lector*s (si hay algun*, si no, pues no pasa nada) y para ello publicaremos un detallado estudio sociológico. Detalladas investigaciones sobre este particular perfil nos han permitido establecer que son las madres, y no sus hij*s, quienes atraviesan un largo proceso hacia la aceptación. Podemos distinguir varias etapas comunes en este proceso:
a) Ignorando el asunto: esta es la inevitable etapa de: “-Mira qué guapo es ese chico en bañador que sale en la tele. Se parece a ese amigo tuyo del instituto. ¿No te gusta?” “–Pero mamá, si ya hablamos y…” “-A ver si lo traes un día a casa, hija mía, que es muy mono.” Y tan mono, todo ahí lleno de pelo por todos los sitios…agh.
b) Madre-mártir: esta etapa llega cuando la susodicha se da cuenta de que no vas a llevar a Pedrito a cenar a casa ni aunque te regale un descapotable. Entonces intentará hacerte ver “lo difícil que lo vas a tener en la vida, que no es tan fácil como tú te crees, que no puedes andar por ahí tan despreocupada. ¿Y los nietos que me prometieron a mí para que no mandara todo a freír espárragos en mitad de tu parto?”. Es lo que comúnmente se llama “meter el dedo en la llaga”. “Gracias por tu apoyo, mamá. Ya voy a llorar a mi cuarto, mejor. Qué haría yo sin tu ayuda”. No es recomendable intentar hacerlas entrar en razón recordándoles que ya no vivimos en su época porque, no sé por qué razón, se ponen ligeramente susceptibles.
c) ¿Una fase, yo?: esta es nuestra preferida. Este es el momento en el que, una vez admitido que Pedrito va a ser Pedrita y que no sólo no te miran como a una marciana sino que igual hasta tienes novia, a tu madre se le escapa sin darse cuenta el maravilloso y oportunísimo comentario: “Bueno, hija mía, tienes que darte cuenta de que ésta es una FASE como otra cualquiera de tu vida”. En casos más extremos y afortunadamente cada vez menos numerosos el comentario es: “Tu tranquila, que me han dicho que eso se te pasa”. Ja. Jaja. ¿Pero no se dan cuenta de que son ELLAS las que están pasando por fases? Que ya sabemos que hay fases en la vida, pero vamos, no sé yo si esto va a ser así, eh.
d) La esperanza es lo último que se pierde: esta etapa aparece sólo en el caso de las bisexuales cuando empiezan a salir con un chico. Oh, entonces un mundo nuevo reluce bajo el sol, estás más guapa, empiezan a retejerse los patucos para los nietos que habían guardado esperando el milagro, porque, efectivamente…¡¡¡era una FASE!!! Y es que las madres no caen en la cuenta de que no es que se te haya pasado, sino que te da igual, y que cuando te canses de Juanito no sabes que será lo siguiente.
e) Alerta roja: en este periodo las madres ya han admitido lo que hay y, vistos los ambientes en los que te mueves, empieza a sospechar de todas tus amigas, pero con bastante mala puntería. “¿Así que os vais las dos solas de viaje?, Vaya, vaya. ¿Y los demás no van? ¿Y esta chica tiene novio o algo?” Entonces es cuando tu madre reza para que le digas que ha estado en la cárcel por violar a 20 hombres indefensos. Pero no, lo que le dirías es que, sí, os vais las dos solas, pero a buscar bares de ambiente, a ver si ligáis de una puñetera vez. Y vais solas porque los demás ya tienen pareja y pasan de acompañaros a vosotras. Mejor no decir nada. Podemos decir por propia experiencia que se llega a situaciones extremas, con sms del tipo: “Te tengo q contar, xo no me llames a ksa q mis padrs sospechan”. Esto viene del ya comentado mito de que dos lesbianas sin pareja TIENEN que acabar juntas. Como ya hemos dicho, falso.
f) Día del Orgullo Madre: esta es la etapa-meta, que de momento no hemos visto. Nosotras creo que estamos estancadas en “alerta roja” todavía. Es esa en la que la madre es, en pocas palabras, más gay que nadie. Queda con las amigas de su hija aunque ella no salga, ve todas las pelis y lee todos los libros sobre el tema…se identifica en el grupo, vamos. Para que os hagáis una idea, sería la madre que sale en “Queer as Folk” toda llena de banderitas del orgullo.
Y eso es todo. Si algún estudioso lector observa cambios en el comportamiento de este espécimen y tiene algo que aportar, estaremos encantadas de ampliar nuestros conocimientos.
viernes, 4 de julio de 2008
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